11.7.09

Arte

Le contó que con eso podía ver su alma. No sólo sus pensamientos y sus ideas, también su alma. Le sorprendió. Se dió cuenta de que le había devuelto la fe de confiar en alguien, de creer en alguien. Le gustaba, se sentia bien con ella y con su mundo bohemio con olor a pintura azul. La primera vez que la vió también tenía las manos sucias de pintura azul, de tanto pintar el cielo. Su alma, dijo. Puede que lo suyo fuera efímero pero le apetecia arriesgarse. Su alma. Lo mejor? Lo había hecho únicamente con cuatro trazos en una pared.

El arte está en la calle.