Y se durmieron abrazados, como niños pequeños, con el rastro de lágrimas sobre las mejillas y el
miedo a que los separaran sujeto entre los dedos. Se durmieron en el Círculo Polar, con el frío siguiéndoles y
ellos construyendo maneras de esquivarlo. Son de esos que les gusta
sufrir por amor y llenarse el cuerpo de
sustancias mata-neuronas. De los que les gusta saber que quien está a su lado todavía
no tiene previsto irse y sabe respirar junto a él(lla). La vida y sus alrededores (los reales y los imaginarios, no hacen falta distinziones). Acércate,
llévate mi frío. Que se vaya, que se vaya muy,
muy lejos.